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Val Badia: la auténtica calma de los Dolomitas a un paso de Cortina
Cortina d’Ampezzo ha sido siempre la reina mundana de los Dolomitas: las Olimpiadas de 1956 y las próximas de 2026 la han convertido en un lugar icónico a nivel internacional. Su fama, alimentada por las redes sociales y el reconocimiento de la UNESCO, ha hecho que algunas zonas se llenen especialmente en temporada alta.
Justo más allá de las cumbres más fotografiadas, la Val Badia guarda un alma íntima y recogida. Aquí, la montaña se cuenta a través de las voces de las familias que gestionan hoteles y refugios desde hace generaciones, a través del aroma de la madera y los prados alpinos, y de la lengua ladina que aún resuena en las charlas de los habitantes. Es un pequeño mundo que enseña a desacelerar, dejándose llevar por el ritmo pausado de los pueblos y respirando el vínculo profundo entre las personas y su tierra.
¿De dónde proviene el nombre “Dolomitas”?
Los Dolomitas deben su nombre al geólogo francés Déodat Gratet de Dolomieu, quien estudió por primera vez la roca “dolomía”, un carbonato de calcio y magnesio formado hace millones de años en los fondos de un mar tropical. Las fuerzas geológicas y la erosión moldearon esos antiguos fondos marinos en paredes claras y dentadas, hoy reconocidas por la UNESCO como Patrimonio Natural de la Humanidad. Un nombre que encierra la historia profunda de una belleza frágil e irrepetible.
Dos rostros de los Dolomitas: Cortina y Val Badia
Cortina d’Ampezzo es un destino que combina la elegancia del diseño contemporáneo con la vitalidad de sus numerosos locales. Entre boutiques y restaurantes gourmet, eventos exclusivos y pistas legendarias, Cortina encarna la idea de una montaña vibrante y cosmopolita. Entre diciembre y enero, su energía se intensifica: la luz de los escaparates se mezcla con la de las cumbres nevadas y el ambiente se enciende de entusiasmo, entre esquiadores, curiosos y amantes del buen vivir.
Un poco más allá, la Val Badia les revela una montaña distinta: serena, suave, pero igualmente envolvente. Los prados de altura se alternan con bosques de alerces y abetos, las cabañas desprenden aromas ancestrales y la hospitalidad conserva el calor de las casas antiguas. Corvara representa el alma más refinada del valle, con sus restaurantes y boutiques, mientras que en La Villa, San Cassiano, Badia y Colfosco se percibe la dimensión auténtica de un valle en equilibrio entre tradición y modernidad. Senderos panorámicos y accesibles, parques temáticos en altura y experiencias al aire libre pensadas para los más pequeños hacen de Val Badia un destino ideal para familias.
Experiencias, naturaleza y cultura ladina
En invierno, la Val Badia revela su forma más esencial: las laderas nevadas brillan con una luz deslumbrante y el silencio de los bosques se convierte en música. La eficiencia de los remontes y la variedad de pistas hacen del Alta Badia un lugar perfecto para todo tipo de esquiadores: principiantes, familias y deportistas encuentran aquí el placer de deslizarse entre paisajes majestuosos que asombran sin ostentación.
Quienes buscan una experiencia más contemplativa pueden seguir el Giro dei Masi en La Val, un paseo entre antiguas casas campesinas de madera y piedra, testigos de una tradición alpina viva y cuidada. Cada instante remite a la importancia de las cosas sencillas, con aromas de heno y leña que se mezclan con los sabores locales servidos en agroturismos como Ciablun o Lüch de Sdurisci. Igualmente sugestiva es la subida a la ermita de Santa Croce, entre los luminosos prados de Armentara que la rodean como un abrazo. Un itinerario para recorrer a pie o en telesilla, preparándose para recibir, en cualquier caso, quietud y maravilla.
Si aman caminar entre rocas y silencios, el Parque Natural Puez–Odle les regala perspectivas inolvidables: los senderos serpentean entre agujas y formaciones dolomíticas, revelando la belleza geológica de estas montañas patrimonio UNESCO. Aquí, la Ferrata del Gran Cir, fácil y panorámica, es perfecta como primera aventura vertical, mientras que el paseo a las Cascadas del Pisciadù es una joya para familias y niños: breve, accesible para todos, pero capaz de encantar.
Nos acercamos al corazón más creativo del valle: SMACH – Val dl’Ert, el parque de arte contemporáneo al aire libre cerca de San Martino en Badia. Esculturas e instalaciones dialogan con los bosques y los claros a lo largo de un recorrido de cuatro kilómetros, accesible todo el año desde el Museo Ladin Ciastel de Tor. En invierno, la nieve, la luz tenue y el silencio sonoro crean una conexión especial entre las obras y el entorno. Podemos entender SMACH como la esencia misma de la Val Badia: un valle profundamente ligado a sus raíces ladinas, pero con la mirada puesta en el futuro, donde la cultura se arraiga en el respeto por el territorio y el espíritu salvaje de la montaña.
Val Badia para saborear: del maso a la alta cocina
La cultura ladina vive en los platos sencillos de la tradición local, entre cabañas y masi (antiguas granjas de montaña) que acogen a los viajeros, en degustaciones de quesos, pan recién horneado y relatos familiares transmitidos de generación en generación. Es una cocina basada en la estacionalidad, en ingredientes de kilómetro cero, en sabores genuinos, pero no se queda ahí. A esta esencia se suma también la alta cocina de autor. A la entrada de la Val Badia, en la zona de Brunico, se encuentra el Atelier Moessmer, el restaurante del chef Norbert Niederkofler, galardonado con tres estrellas Michelin y una Estrella Verde. Su filosofía “Cook the Mountain” da voz a una inmensa pasión por el territorio: las recetas nacen de lo que ofrece la montaña, a través de una red de pequeños productores, hierbas silvestres y materias primas de alta calidad. Una excelencia gastronómica como parte de un ecosistema coherente y respetuoso.
Una elección consciente
Val Badia is the natural choice for those seeking to avoid the rush without giving up spectacular scenery, welcoming refuges and a seamless network of lifts. Families find easy trails, playgrounds and free local transport with the Guest Pass, while curious travellers wander between forests and farmhouses, gourmet stops and quiet moments of contemplation. Those who long for space, authenticity and a genuine connection with the mountains will feel at home here.
Choosing Val Badia today means embracing a different rhythm — one that sets aside frenzy and makes room for meaningful encounters. It’s a sustainable journey, shaped by tailored experiences that gently surprise and leave a positive mark. As winter settles in, softening sounds and slowing every movement, Val Badia offers travelers the rare privilege of a mountain to be lived with respect, silence, and gratitude.
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Torino (TO)